Hace
mucho tiempo, cuando era pequeña me contaron un cuento que se me quedó grabado
en la memoria de niña, ahora de mayor lo comprendo todo mejor.
Se
celebraba una carrera de conejos y había una gran multitud de gente dispuesta a
animarlos. El objetivo era llegar al pico más alto de la montaña.
Empezó
la carrera.
Los
espectadores no creían que pudieran alcanzar la cima de aquella montaña tan
alta.
Lo
que se escuchaba era:
-¡Qué pena! Esos conejitos no lo van
a conseguir, no lo van a lograr…
Los
conejos comenzaron a retirarse. Pero había uno que persistía y continuaba
subiendo en busca de la cima.
La
multitud gritaba:
-¡Qué pena, no lo van a alcanzar!
Los
conejitos estaban dándose por vencidos…salvo uno que seguía sereno, y cada vez
con más ímpetu.
Cuando
estaban llegando al final de la competición todos desistieron menos un conejito
que corría tranquilo, y cada vez lo hacía con más fuerza.
Llegando
al final todos abandonaron menos ese conejito, que curiosamente, en contra de
todos seguía y pudo llegar a la cima con todo su esfuerzo.
Los
otros querían saber qué le había pasado. Un conejito fue a preguntarle cómo
había conseguido concluir la prueba. Y descubrieron que era sordo.
Muchas
veces nos dejamos influir de lo que oímos y de lo que nos dicen. No confiamos
en nuestro criterio, intuición, en nuestra fuerza y capacidad en hacer lo que
nos gusta o proponemos. A veces fracasamos antes de intentarlo, solo por
escuchar a los demás decir que no se puede, que no valemos, que somos unos
inútiles. Muchas veces nos dicen lo contrario que lo que deberíamos hacer solo
para que no consigamos nuestro objetivo, la envidia es una enfermedad.
Hay
que hacer realidad nuestros sueños, tratar de llegar a la meta y no fracasar
antes de la salida. Si hacemos lo que nos gusta, si ponemos ilusión en ello,
disfrutaremos haciendo y seremos felices.
Un
perdedor no es quien llega el último, sino aquel que se sienta mira y nunca ha
intentado correr.
Un
verdadero espíritu indomable, rebelde, es aquel que busca la felicidad en esta
vida. El querer lo es todo. Si quieres ser feliz lo serás.
Es
la voluntad la que transporta las montañas. El amor, la voluntad, el deseo y la
pasión de cumplir los sueños son alas del espíritu de las grandes hazañas.
Josefina
Mateos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario