martes, 25 de enero de 2022

AMAR Y QUERER


 

Siempre me he preguntado en qué se diferencia querer de amar, la respuesta me parece un poco complicada, es difícil poder separar ambos conceptos subjetivos ya que se basan en los sentimientos de la persona, cada uno representa una sensación y una acción muy diferente, aunque a veces comparten las mismas sensaciones.

Amar a alguien es tener un sentimiento muy profundo y sincero hacia esa persona, sentir dentro de ti crecer la sensibilidad, la emoción y la pasión. Es amar y querer con el alma, sin egoísmo y materialismo. Amar es algo espiritual. Es entregarse sin límites. Querer puede llegar a ser también un sentimiento intenso aunque más inclinado hacia lo material. Puedo querer o desear algo pero mis sentimientos no aumentaran por un objeto material porque puedo comprarlo o me lo pueden regalar. Un ejemplo sería querer un vestido que me gustó, lo he deseado hasta poder tenerlo, pero ese sentimiento no pasará de ahí, quererle, no puedo amar a un vestido. El amor no se compra ni se vende. Tanto el querer como el amar se pueden terminar. Puedes dejar de querer algo cuando ya lo tienes en posesión.

Las emociones asociadas al amor pueden ser poderosas. El amor es el sentimiento superior que se puede experimentar hacia alguien, que puede terminar en desamor cuando ya no amamos.  La diferencia puede estar basada en la percepción del deseo que tenemos sobre algo o alguien para que la notemos.

El amor toma tiempo en crecer y afirmarse para perdurar en el tiempo, en cambio el querer es un deseo rápido sobre poseer algo o a alguien a tu lado. El amor puede terminar y no por eso dejar de querer a la persona que has amado, puedes seguir queriéndola más sin que haya amor. Si no quieres a una persona tampoco puedes amarla.

La palabra griega philia significa amor, amistad o afición. Se caracteriza por la inclinación, el afecto y/o la admiración por el otro.

El amor es un sentimiento más profundo que el querer, cuando una persona ama de verdad a otra, ama sin condiciones, es querer pasar todo el tiempo a su lado, cuidarla y hacerla feliz.

-Te amo-le dijo el Principito

-Yo también te quiero- respondió la rosa.

-Pero no es lo mismo —respondió él, y luego continuó— Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía. Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes

-Ahora lo entiendo –contestó ella después de una larga pausa.

-Es mejor vivirlo –le aconsejó el principito…”

(Extracto de El Principito, de Antoine de Saint Exupèry)

 

Josefina Mateos Madrigal (24-01-2022)

lunes, 3 de enero de 2022

EL AVE FÉNIX


 

Desde pequeña oí hablar del Ave Fénix como un pájaro bonito que nunca moría, se calcinaba y volvía a nacer hoy comparto su bonita historia.

La leyenda del Ave Fénix relata la historia de un ave capaz de renacer de sus propias cenizas. Su origen se remonta a Libia y Etiopía, aunque su nombre proviene del griego phoenicoperus y significa rojo, nombre que recorrió toda la Europa romana. Representado como un enorme pájaro envuelto en llamas y de plumaje como el fuego, se lo consideraba un semidiós, pues era consumido por las llamas, para luego renacer de sus cenizas. Era un animal sagrado que –según Herodoto, Plinio el Viejo y Epifanio de Salamina- sólo existía en Egipto, volaba hacía el altar del Heliópolis cada quinientos años, donde se incendiaba con el fuego y renacía al día siguiente. Allí se lo llamaba Bennu y simbolizaba las crecidas del Nilo, la resurrección, y el Sol, que muere y renace todos los días. Es un símbolo universal de la muerte generada por el fuego, la resurrección, la inmortalidad y el sol. También representa la delicadeza ya que vive solo del rocío sin lastimar a ninguna criatura viviente.

Cuando le llegaba la hora de morir, el ave Fénix hacia un nido de hierbas aromáticas y ponía en él un único huevo. Después de empollarlo durante algunos días, una noche, al caer el sol, el Fénix ardía espontáneamente, quemándose por completo y reduciéndose a cenizas. Gracias al calor de las llamas, se terminaba de empollar el huevo y, al amanecer, el cascarón, se rompía, resurgiendo de entre los restos aún humeantes el ave Fénix. No era otra ave, era el mismo Fénix, siempre único y eterno, aunque siempre más joven u fuerte que antes de morir. Eternamente más sabio porque tenía, además, la virtud de recordar todo lo aprendido en su vida anterior.

Según la tradición cristiana primitiva esta ave vivía en el Jardín del Edén, debajo del Árbol del Bien y del Mal, nació un pájaro, de bello plumaje y un canto incomparable, y cuyos principios le convirtieron en el único ser que no quiso probar las frutas del Árbol. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego del ángel que los echó y el pájaro ardió al instante, pero a ser la única bestia que se había negado a probar la fruta prohibida, le fue concedida la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas.

Según el mito poseía varios dones extraños, como la virtud de que sus lágrimas fueran curativas, una fuerza sobrenatural, control sobre el fuego y gran resistencia física.

De esta leyenda o historia podíamos sacar una lección o enseñanza, aprender de los fracasos, volver a intentar lo que no se consiguió enriquecido por la experiencia, y crecer en la adversidad. Nuestros ancestros nos dejaron un mensaje de enaltecimiento a la resistencia ante la adversidad, lo que no te mata te hace más fuerte. Una experiencia traumática siempre es negativa, sin embargo, lo que acontezca a partir de ella depende de cada persona. En nuestro ánimo está levantarnos de nuevo, cobrar vida una vez más a partir de nuestras cenizas en una victoria sin igual o por el contrario, desmoronarnos. Es a la vez símbolo de la inmortalidad y de la resurrección, así como de que la esperanza nunca debe morir en el hombre.

Si estás triste, deprimido, sin ilusión, sin sueños, o en una etapa de tu vida que lo estés pasando mal tienes que renacer,... así que levántate y emprende el vuelo..."

Josefina Mateos Madrigal         (3-01-2022)