domingo, 9 de junio de 2019

EN LOS CAMPOS DE FLANDES

Amapolas
La amapola es la flor que simboliza las víctimas de la Gran Guerra. Ya en la época napoleónica se había observado que los territorios que habían sido campos de batalla se cubrían de amapolas en primavera.
Cabe destacar que el hecho de lucir una amapola en la solapa (u otras partes del cuerpo) se realiza prácticamente durante todo el mes de noviembre, siendo el día álgido de esta tradición el 11 de noviembre (Poppy Day), al ser la efeméride del Día del Armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial.


El Armisticio del 11 de noviembre de 1918, también conocido como Armisticio de Compiègne, fue un tratado firmado el 11 de noviembre de 1918 a las 5.20 de la mañana (entró en vigor a las 11.00 de ese día), entre los Aliados y el Imperio alemán, en el vagón de un tren en el bosque de Compiègne, con el fin de terminar las hostilidades en el Frente Occidental de la Primera Guerra Mundial.
Diez millones de personas murieron por culpa del nacionalismo, el militarismo y la ceguera colectiva. Para recordarlo escribo este artículo con el poema más famoso de aquella guerra, escrito por un médico militar canadiense. El autor de tan bello poema fue John McCrae. En honor de aquellos pobres soldados que, tan numerosos murieron entre amapolas en los campos de Flandes, los ingleses llevan con frecuencia en la solapa un pin con forma de amapola
John McCrae (30 de noviembre de 1872 - 28 de enero de 1918). Poeta, médico, autor, artista y militar canadiense.
John McCrae

El teniente coronel John McCrae Alexander, MD fue un poeta canadiense, médico, autor, artista y soldado durante la Primera Guerra Mundial, y cirujano durante la Segunda Batalla de Ypres, en Bélgica. Es conocido especialmente por escribir el famoso poema "In Flanders Fields" como homenaje a los caídos.
El 3 de mayo de 1915 el teniente coronel John McCrae, tras acudir al entierro de su compañero Alexis Helmer, escribió un poema que tituló “En los campos de Flandes” en el que mencionaba las amapolas que nacían entre las tumbas de los soldados.
«En los campos de Flandes
crecen las amapolas.
Fila tras fila
entre las cruces que señalan nuestras tumbas.
Y en el cielo aún vuela y canta la valiente alondra,
escasamente oída por el ruido de los cañones.
Somos los muertos.
Hace pocos días vivíamos,
cantábamos, amábamos y éramos amados.
Ahora yacemos en los campos de Flandes.
Contra el enemigo continuad nuestra lucha,
tomad la antorcha que os arrojan nuestras manos agotadas.
Mantenerla en alto.
Si faltáis a la fe de nosotros muertos,
jamás descansaremos,
aunque florezcan
en los campos de Flandes,
las amapolas».


El poema fue publicado poco tiempo después en la revista británica Punch, muy crítica con el conflicto bélico. Una secretaria de la oficina de la YMCA, Moina Michael quedó impactada por la poesía y el 9 de noviembre de 1918 (dos días antes del armisticio de la Primera Guerra Mundial) decidió comprar unas amapolas y repartirlas entre los asistentes en la conferencia que celebró la YMCA en Nueva York.
La francesa Anna Guérin (también voluntaria de la organización) quedó conmovida por el gesto de su compañera y cuando volvió a Europa decidió hacer lo mismo en su país, el día del final de la Gran Guerra, el 11 de noviembre. Desde entonces, coincidiendo con el aniversario y todas las conmemoraciones que se realizan durante el mes de noviembre, infinidad de personas lucen cada año una amapola en la solapa o en el pelo como homenaje a los soldados caídos.
A ese día se le conoce como Poppy Day  (Día de la Amapola).
Josefina Mateos

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