Hoy
comparto esta bella historia o cuento que nos hace reflexionar y de cómo
aprender de las adversidades de las que aparentemente las catalogamos como “mala
suerte”. Muchas veces culpamos a la suerte de lo que nos pasa, sobretodo a la
mala y nos fijamos en la buena de los demás, pensamos que algunos nacen con
estrella y otros estrellados.
Influyen
mucho nuestros pensamientos y la actitud de cómo nos tomemos los
acontecimientos imprevistos, aquellos que no podemos controlar. A veces la vida
nos trae experiencias desagradables que no sabemos cómo manejar, echamos la
culpa a la mala suerte o a la casualidad.
Un
anciano labrador muy pobre que trabajaba la tierra duramente con su hijo, tenía
un viejo caballo que le ayudaba en las tareas del campo. Un día el animal se
escapó a las montañas, el hijo lamentándose dijo al padre: