viernes, 29 de marzo de 2019

EL VIEJO ERMITAÑO

Estorninos volando al atardecer.


EL VIEJO ERMITAÑO

Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño. Es decir, una de esas personas que por amor a Dios se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañas para dedicarse solamente a la oración y a la penitencia.
Se quejaba muchas veces que tenía demasiado que hacer. La gente le preguntaba cómo era que estando en soledad tuviera tanto trabajo.
La contestó: “Tengo que domar a dos halcones, entrar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar a una serpiente, cargar un asno y someter a un león.
No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives ¿Dónde están todos estos animales?
Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron. Estos animales los tienen todos los hombres, ustedes también.

Los dos halcones se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que domarlos para que sólo se lancen sobre una buena presa. Son mis ojos.
Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan. Tengo que entrenarlos para que sólo se pongan a mi servicio y ayuden sin herir. Son mis dos manos.
Los conejos quieren ir a donde les plazca, huir de los demás y esquivar las cosas difíciles. Tengo que enseñares a estar quietos aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier cosa que no me gusta. Son mis dos pies.
Lo más difícil es vigilar a la serpiente, aunque se encuentre encerrada en una jaula de 32 varillas, siempre está lista para morder y envenenar a los que la rodean cuando se abre la jaula. Si no vigilo de cerca hace daño. Es mi lengua.
El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber, pretende estar cansado y no quiere llevar su carga cada día. Es mi cuerpo.
Finalmente necesito domar al león, quiere ser el rey, siempre el primero, es vanidoso y orgulloso. Es mi corazón.

 El filósofo Lao Tzu decía:
Al perseguir el conocimiento cada día añadimos algo.
En la práctica del camino, cada día aprendemos algo.
Cada vez necesitas menos forzar las cosas, hasta que finalmente llegas a la no-acción.
Cuando nada se hace, nada se deja de hacer.

La fe mueve montañas ¿Por qué y cómo?
Cristo “Todo lo que pidiereis en oración, creyendo lo recibiréis. Cap 21 San Mateo.
Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá. San Marcos.
La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que se ve. San Pablo.

Josefina Mateos M.

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