Estorninos volando al atardecer. |
EL VIEJO ERMITAÑO
Se cuenta lo siguiente de un
viejo anacoreta o ermitaño. Es decir, una de esas personas que por amor a Dios
se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañas para
dedicarse solamente a la oración y a la penitencia.
Se quejaba muchas veces que tenía
demasiado que hacer. La gente le preguntaba cómo era que estando en soledad
tuviera tanto trabajo.
La contestó: “Tengo que domar a
dos halcones, entrar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar a
una serpiente, cargar un asno y someter a un león.
No vemos ningún animal cerca de
la cueva donde vives ¿Dónde están todos estos animales?
Entonces el ermitaño dio una
explicación que todos comprendieron. Estos animales los tienen todos los
hombres, ustedes también.
Los dos halcones se lanzan sobre
todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que domarlos para que sólo se
lancen sobre una buena presa. Son mis ojos.
Las dos águilas con sus garras
hieren y destrozan. Tengo que entrenarlos para que sólo se pongan a mi servicio
y ayuden sin herir. Son mis dos manos.
Los conejos quieren ir a donde
les plazca, huir de los demás y esquivar las cosas difíciles. Tengo que
enseñares a estar quietos aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier
cosa que no me gusta. Son mis dos pies.
Lo más difícil es vigilar a la
serpiente, aunque se encuentre encerrada en una jaula de 32 varillas, siempre
está lista para morder y envenenar a los que la rodean cuando se abre la jaula.
Si no vigilo de cerca hace daño. Es mi lengua.
El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber,
pretende estar cansado y no quiere llevar su carga cada día. Es mi cuerpo.
Finalmente necesito domar al león, quiere ser el rey,
siempre el primero, es vanidoso y orgulloso. Es mi corazón.
El filósofo Lao Tzu
decía:
Al perseguir el conocimiento cada día añadimos algo.
En la práctica del camino, cada día aprendemos algo.
Cada vez necesitas menos forzar las cosas, hasta que
finalmente llegas a la no-acción.
Cuando nada se hace, nada se deja de hacer.
La fe mueve montañas ¿Por qué y cómo?
Cristo “Todo lo que pidiereis en oración, creyendo lo
recibiréis. Cap 21 San Mateo.
Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá.
San Marcos.
La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo
que se ve. San Pablo.
Josefina Mateos M.
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