EL AMOR MATERNAL ES PURA HERMOSURA.
Hoy
voy a contar un hermoso cuento que trata sobre el amor maternal que leí hace
varios años, que alguien recopiló de cuentos y leyendas anónimas, nada hay tan
hermoso como el amor de una madre hacia su hijo.
Cuentan
que un rey quería saber que era lo más bonito que había sobre la tierra. Mandó
pregonar que el que le llevase el presente más hermoso le daría un cofre lleno
de oro.
Las
ciudades, los campos, los valles, mares y montañas fueron recorridos por todos
los que querían hacerse con lo más bello de la tierra.
Todos
los días los salones del palacio se llenaban de gente que iba a ofrecer al rey
los regalos más bonitos que habían encontrado en sus lugares de origen. Algunos
llevaban obras de arte, otros animalitos exóticos de plumas multicolores o de
piel sedosa.
El
tiempo pasaba y el rey no le gustaba nada lo que le llevaban.
Un
día un joven viendo un magnífico jardín dijo ¡Qué bellas y aromáticas son estas
flores! Se las llevaré al rey. De pronto…se quedó observando a su hijo que
sonreía mientras jugaba en el jardín, y dijo:
-La sonrisa de un niño es más bonita
que estas flores. ¡Llevaré la sonrisa también!
Entro
a despedirse de su mujer que estaba sentada con su bebé en brazos. Contempló su
cara y escuchó cómo cantaba y arrullaba al niñito para que se durmiese. Esta
escena le causó tanta ternura, y le transmitió tanto amor, que pensó:
Me
lo llevaré también, porque es la cosa más hermosa que he visto en este mundo.
Con estos tres tesoros el joven se encaminó a palacio, pero antes de
entregárselos al rey, se detuvo para examinar sus regalos y se asombró porque,
las flores se habían marchitado, la sonrisa tierna se había tornado en un gesto
feo. Sólo el amor maternal, retuvo toda su hermosura, ternura y delicadeza.
Tiró a un lado las flores marchitas, y la sonrisa que se había convertido en un
gesto ridículo y entró en el palacio donde había una gran multitud de personas congregadas
en torno al rey.
Cuando
el joven entró todos le rodearon para ver lo que traía.
¡He
aquí mi rey!, dijo el joven.
La
única cosa que puede retener toda su hermosura desde la tierra hasta el cielo,
lo más suave, dulce, perenne, tierno y delicado que he podido traer es el amor
maternal.
Josefina Mateos M
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