Boda en la catedral de Albacete |
El dinero no da la felicidad pero…contribuye a ella.
Una buena administración es garantía de felicidad. Uno no se
puede gastar lo que no tiene. Para evitar ciertos problemas, y cuando otros se
presenten, si el dinero que tenemos se administra bien, se estará en condiciones de hacerles frente con los medios que tenemos. Antiguamente decían, contigo pan
y cebolla, ahora muchos problemas matrimoniales y familiares tienen su raíz en
la economía y sobretodo en la escasez de dinero. Se dice “Conocerás en la
borrasca al piloto y en la guerra al militar”.
Deberíamos elaborar un presupuesto para que no nos llevemos
sorpresas con lo que tenemos y lo que gastamos. Es ordenar la vida para un
periodo de tiempo, de tal manera que durante él nuestros gastos no superen a
los ingresos con que contamos.
Facturas que pagar y no poder hacerlo, lleva a una mala
situación dentro del hogar, los ánimos se exalta y los nervios se desatan. Este
mal ambiente, en la mayoría de los casos, se debe a que los ingresos se
administran mal. Estos problemas en el hogar crean un malestar general y
profundo, que aleja de él la felicidad. De las naderías y tonterías se hace un
mundo y montañas enormes, a veces son barreras infranqueables. Las pajas en ojo
ajeno se convierten en verdaderas vigas.
En un hogar debe de reinar la felicidad y el amor. Tiene que
ser un santuario para cada miembro de la familia, un sitio de paz y armonía, en
el que todos sus miembros se integren de manera segura, tranquila y cómoda.
El hogar está compuesto por personas unidas por un vínculo de
parentesco que componen una familia y viven bajo un mismo techo.
Este hogar ha cambiado mucho en los últimos años, la familia
no es igual que antaño. Está más desarraigada y en la mayoría de ellas cada miembro
va a su aire, cosa impensable hace menos de medio siglo.
El cabeza de familia era el padre y el que ganaba dinero, la mujer
lo administraba. Era la que permanecía en el hogar a cargo de él y al cuidado
de los hijos y padres, cuando estos eran mayores. La mayoría de las veces no
tenía vida propia, renunciaba a todo para el bienestar de los otros miembros de
la familia.
De profesión sus labores, ciertamente, de una gran
complejidad, aparentemente fácil, era todo lo contrario, agotadora en todos los
sentidos, física y psíquica. Ser ama de casa, más que una profesión es la suma
de muchas, jefe de compras cuando va al supermercado y a comprar ropa para los
otros miembros, jefe de almacén porque se encarga de distribuir la mercancía
comprada, jefe de cocina, cuando guisa, modista cuando toca arreglar la ropa,
planchadora, secretaria, niñera, limpiadora, enfermera porque vigila la salud
de todos, tiene que llevar y acompañarles al médico, darles las medicinas a las
horas correspondientes, maestra porque sobre ella recae la tarea de educar a
los hijos. Cada uno de dichos trabajos constituye por si solo una profesión,
que para adquirirlos requiere años de estudio, preparación y hasta de
oposiciones. La mujer, el ama de casa de profesión sus labores, ella sola ha de
reunir todas y sin aprendizaje previo.
Actualmente, la mujer trabaja fuera del hogar, y el
matrimonio comparte las tareas de la casa, que no en el mejor de los casos, hay
hombres que todavía esperan que su mujer sea la criada de todos, lo que provoca riñas
y enfados. La mujer tiene un papel más relevante en la sociedad que hace cuarenta años, aunque en muchas familias es la que sigue llevando la casa además de trabajar fuera del hogar y desarrollar su carrera o profesión.
En los papeles oficiales sigue apareciendo la casilla "de profesión sus labores".
En los papeles oficiales sigue apareciendo la casilla "de profesión sus labores".
Josefina Mateos Madrigal
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