lunes, 15 de abril de 2019

DE PROFESIÓN SUS LABORES

Boda en la catedral de Albacete

El dinero no da la felicidad pero…contribuye a ella.
Una buena administración es garantía de felicidad. Uno no se puede gastar lo que no tiene. Para evitar ciertos problemas, y cuando otros se presenten, si el dinero que tenemos se administra bien, se estará en condiciones de hacerles frente con los medios que tenemos. Antiguamente decían, contigo pan y cebolla, ahora muchos problemas matrimoniales y familiares tienen su raíz en la economía y sobretodo en la escasez de dinero. Se dice “Conocerás en la borrasca al piloto y en la guerra al militar”.

Deberíamos elaborar un presupuesto para que no nos llevemos sorpresas con lo que tenemos y lo que gastamos. Es ordenar la vida para un periodo de tiempo, de tal manera que durante él nuestros gastos no superen a los ingresos con que contamos.
Facturas que pagar y no poder hacerlo, lleva a una mala situación dentro del hogar, los ánimos se exalta y los nervios se desatan. Este mal ambiente, en la mayoría de los casos, se debe a que los ingresos se administran mal. Estos problemas en el hogar crean un malestar general y profundo, que aleja de él la felicidad. De las naderías y tonterías se hace un mundo y montañas enormes, a veces son barreras infranqueables. Las pajas en ojo ajeno se convierten en verdaderas vigas.

En un hogar debe de reinar la felicidad y el amor. Tiene que ser un santuario para cada miembro de la familia, un sitio de paz y armonía, en el que todos sus miembros se integren de manera segura, tranquila y cómoda.
El hogar está compuesto por personas unidas por un vínculo de parentesco que componen una familia y viven bajo un mismo techo.
Este hogar ha cambiado mucho en los últimos años, la familia no es igual que antaño. Está más desarraigada y en la mayoría de ellas cada miembro va a su aire, cosa impensable hace menos de medio siglo.
El cabeza de familia era el padre y el que ganaba dinero, la mujer lo administraba. Era la que permanecía en el hogar a cargo de él y al cuidado de los hijos y padres, cuando estos eran mayores. La mayoría de las veces no tenía vida propia, renunciaba a todo para el bienestar de los otros miembros de la familia.

De profesión sus labores, ciertamente, de una gran complejidad, aparentemente fácil, era todo lo contrario, agotadora en todos los sentidos, física y psíquica. Ser ama de casa, más que una profesión es la suma de muchas, jefe de compras cuando va al supermercado y a comprar ropa para los otros miembros, jefe de almacén porque se encarga de distribuir la mercancía comprada, jefe de cocina, cuando guisa, modista cuando toca arreglar la ropa, planchadora, secretaria, niñera, limpiadora, enfermera porque vigila la salud de todos, tiene que llevar y acompañarles al médico, darles las medicinas a las horas correspondientes, maestra porque sobre ella recae la tarea de educar a los hijos. Cada uno de dichos trabajos constituye por si solo una profesión, que para adquirirlos requiere años de estudio, preparación y hasta de oposiciones. La mujer, el ama de casa de profesión sus labores, ella sola ha de reunir todas y sin aprendizaje previo.

Actualmente, la mujer trabaja fuera del hogar, y el matrimonio comparte las tareas de la casa, que no en el mejor de los casos, hay hombres que todavía esperan que su mujer sea la criada de todos, lo que provoca riñas y enfados. La mujer tiene un papel más relevante en la sociedad que hace cuarenta años, aunque en muchas familias es la que sigue llevando la casa además de trabajar fuera del hogar y desarrollar su carrera o profesión. 
En los papeles oficiales sigue apareciendo la casilla "de profesión sus labores".

Josefina Mateos Madrigal

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