LAS LEYENDAS DEL ROMERO
El romero es un arbusto milenario que posee muchas cualidades curativas y
hay muchas leyendas en torno a él. Es originario
del mediterráneo, aún hoy en día crece silvestre en Italia, Francia, España y
Norte de África.
Los griegos y romanos conocieron sus incontables propiedades,
tanto medicinales gastronómicas, cosmética y aromáticas. Lo emplearon en su
cultos y ofrendas a los dioses.
Los griegos
consagraron el romero a la diosa Afrodita, diosa del amor y los placeres sexuales.
Lo consideraron como un afrodisíaco que incorporaban a las coronas de novias
para asegurar una satisfactoria consumación del matrimonio.
Desde la
época de los romanos se le adjudican incontables propiedades terapéuticas. Los
romanos le decían «Rocío de Mar» (ros marinus). Lo empleaban como hierba medicinal,
en coronas de romero que ayudaban a los estudiantes en exámenes para
agudizarles la memoria. Quemaban romero a modo de incienso durante los rituales
para purificar sus casas o perfumarlas con su aroma.
En el antiguo Egipto se depositaban un ramito de romero en
las manos de los difuntos, como símbolo de inmortalidad y para acompañarles en
el viaje a ultratumba. Esta tradición fue extendida en gran parte de Europa y
así, el romero formaba parte de “la hierba de las coronas” junto con el mirto y
el laurel, que se depositaba en los cementerios.
El romero
se usa en muchas ocasiones por supersticiones tradicionales.
Muchas son las historias acerca de esta planta, hay varias leyendas que cuenta
que cuando la Virgen María huía de Egipto perdió por
el camino un manto azul. Éste cayó encima de un arbusto verde. A partir de este
momento esa planta que no tenía belleza alguna, adquirió unas
pequeñas flores azules que cambiaron el aspecto de este vegetal
convirtiéndolo en un precioso arbusto, que hoy en día se conoce con el nombre
de romero. Una leyenda muy parecida cuenta que el romero tenía las flores
blancas. Cuando la Sagrada Familia viajaba de Israel a Egipto, la Virgen María
apoyó su manto celeste sobre una planta de romero: desde entonces sus flores
que eran blancas cambiaron de color.
En Andalucía hay una leyenda popular
en donde el romero es muy conocido, y se dice que el arbusto prestó asilo a la
Virgen María, también durante su huida de Egipto y que por eso poner romero en
las casas en Nochebuena trae buena suerte, además de perfumarlas.
Otra leyenda
cuenta que un ángel le dictó la receta de un agua rejuvenecedora a la reina
Isabel de Hungría en el siglo XIV. Ya reumática y casi paralítica, con esta fórmula
cuyo componente principal era el romero, a los 72 años recuperó su salud y
conquistó al rey de Polonia que era 20 años más joven. El perfume es llamado
“Agua de la reina de Hungría”, hay que pasarse por la cara un paño untado de
vino cocido con romero cada diez días.
En la Edad
Media no faltaba en los jardines, se decía que alejaba a los demonios y daba
alegría, felicidad y eterna juventud.
Existe una leyenda que cuenta que los estudiantes se benefician de su poder si estudian cerca de una
rama fresca de romero en agua. Cuando vayan a examinarse tienen que llevar un
poco de romero seco y olerlo, les traerá a la memoria lo que han estudiado.
Tan rico en
historias como en virtudes terapéuticas el romero es rescatado hoy en día como
un poderoso agente curativo de la naturaleza que permite prevenir las
enfermedades y ayudar a la restauración de la salud.
Josefina
Mateos Madrigal
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