EL VIEJO GUARDIÁN
(Antigua leyenda japonesa)
Era un hermoso día de principio
de julio. El sol iluminaba todo lo que la vista podía abarcar. El pequeño Yon
se sentía feliz en la cima de aquel monte.
¡Qué gusto daba mirar desde lo
alto los barcos que resbalaban sobre el mar como un espejo!
Yon, que no tenía padres, vivía
con su abuelo en aquella casita de la montaña en medio de los campos de arroz,
dorados como el oro. Gozaba allí de aire puro y sol, y libertad como los
pájaros. Podía correr y jugar alegremente. ¡Qué bien se vivía en aquella paz
campesina!