No hay camino solo espacio
COMENZAR A CAMINAR
El camino aparece ante
ti cuando comienzas a andar. Primero piensas cómo será, adónde te llevará y qué
te encontrarás. Flores bellas y cardos, piedras y pinchos, amigos y enemigos.
Todo llega a tu vida por algún motivo o razón. Algunas personas permanecen contigo
durante todo el viaje, otras caminan junto a ti durante algún tiempo, luego
desaparecen y no vuelves a saber nada de ellas, pero todas tienen algo que
enseñarte. Son experiencias y de todas se aprende. Algunas resultan dolorosas,
tristes y traumáticas, otras son maravillosas, sorprendentes y extraordinarias.
La muerte de un ser querido es dolorosa y puede causar un shock, o un
duro golpe. Una de las cosas más terrible que nos pueden pasar es perder a
alguien que amas.
La felicidad, la alegría, y el amor son lo mejor y más extraordinario que se
puede tener.
El amor incondicional es un sentimiento y una de las mayores fuerzas
que te ayuda a continuar en tu caminar, es amar y ayudar sin condición a otro
ser que encuentras en tu camino en estado de vulnerabilidad. Como dijo
Elizabeth Kübler-Ross “La última lección que todos debemos aprender es el amor
incondicional, el cual incluye no solo a los demás, sino también a nosotros
mismos”.
Comenzar a caminar es, en cierta manera, tomar las
primeras decisiones y medidas. Hay que empezar a hacer cosas.
¿Cómo, cuándo y dónde? Son preguntas muchas veces
sin respuestas, porque no tenemos las ideas claras de lo que queremos, y no
sabemos a dónde nos dirigimos. Algunas veces estamos tan ciegos que teniendo el
camino delante no le vemos, o al contrario, viéndole no le encontramos.
Cada uno tiene su viaje, su vivencia personal hace
que este sea único e irrepetible. Aunque todos transitemos por el mismo camino
y el recorrido sea parecido, el caminante es único y en su mochila lleva sus
experiencias buenas, o malas y carga con el peso de sus acciones. Cada paso que
da es fruto de las propias decisiones, voluntad y esfuerzo.
Como escribió Machado:
Caminante, son tus huellas
El camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Todo camino tiene un final que debería conducir a la realización de nuestras metas, nuestros sueños, nuestras ilusiones, para llegar a la paz interior y
espiritual.
Josefina Mateos Madrigal
COMENZAR A CAMINAR
El camino aparece ante
ti cuando comienzas a andar. Primero piensas cómo será, adónde te llevará y qué
te encontrarás. Flores bellas y cardos, piedras y pinchos, amigos y enemigos.
Todo llega a tu vida por algún motivo o razón. Algunas personas permanecen contigo
durante todo el viaje, otras caminan junto a ti durante algún tiempo, luego
desaparecen y no vuelves a saber nada de ellas, pero todas tienen algo que
enseñarte. Son experiencias y de todas se aprende. Algunas resultan dolorosas,
tristes y traumáticas, otras son maravillosas, sorprendentes y extraordinarias.
La muerte de un ser querido es dolorosa y puede causar un shock, o un
duro golpe. Una de las cosas más terrible que nos pueden pasar es perder a
alguien que amas.
La felicidad, la alegría, y el amor son lo mejor y más extraordinario que se
puede tener.
El amor incondicional es un sentimiento y una de las mayores fuerzas
que te ayuda a continuar en tu caminar, es amar y ayudar sin condición a otro
ser que encuentras en tu camino en estado de vulnerabilidad. Como dijo
Elizabeth Kübler-Ross “La última lección que todos debemos aprender es el amor
incondicional, el cual incluye no solo a los demás, sino también a nosotros
mismos”.
Comenzar a caminar es, en cierta manera, tomar las
primeras decisiones y medidas. Hay que empezar a hacer cosas.
¿Cómo, cuándo y dónde? Son preguntas muchas veces
sin respuestas, porque no tenemos las ideas claras de lo que queremos, y no
sabemos a dónde nos dirigimos. Algunas veces estamos tan ciegos que teniendo el
camino delante no le vemos, o al contrario, viéndole no le encontramos.
Cada uno tiene su viaje, su vivencia personal hace
que este sea único e irrepetible. Aunque todos transitemos por el mismo camino
y el recorrido sea parecido, el caminante es único y en su mochila lleva sus
experiencias buenas, o malas y carga con el peso de sus acciones. Cada paso que
da es fruto de las propias decisiones, voluntad y esfuerzo.
Como escribió Machado:
Caminante, son tus huellas
El camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Todo camino tiene un final que debería conducir a la realización de nuestras metas, nuestros sueños, nuestras ilusiones, para llegar a la paz interior y espiritual.
Josefina Mateos Madrigal
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