Buena
es quien pudiendo ser mala decide no serlo. ¡Qué difícil es ser buena! las
trabas e impedimentos que te ponen, lo que se sufre y se llora para serlo. Lo
ideal y satisfactorio es vengarte de quién te ha hecho mal, de pensar cómo
hacer más daño del que te ha infringido, de ver que sufre más de lo que te ha hecho
sufrir. Ser buena es pasar de todo esto, de no querer para los demás lo que no
quieres que te hagan a ti, aunque te duela y te comas todo el orgullo, no
obstante, esto tiene repercusión en tus emociones y en tu salud, sabes que
enfermarás ¿Entonces qué es lo que conviene hacer?
Si
se sufre por lo que los demás nos hacen, es más el dolor cuando te lo hace tu
propia familia, tus padres, tu hermano, tus hijos o tus nueras, como los más
allegados, cuando son de tu sangre es en grado superlativo. ¿Por qué no
defenderse de estos ataques mal intencionados que van derecho a donde más daño
hacen? La mayoría de estas embestidas no son físicas, son psíquicas. Una herida
en el alma duele y perdura mucho más, te deja cicatrices que en momentos de
desdicha, infelicidad o desamparo se reabren. Las heridas del alma se van
curando con el paso del tiempo, aunque nunca se llegan a cicatrizar.
¿Por
qué unos pueden hacer muchísimo daño a los de su misma sangre y otros toleran
hasta lo intolerable y les devuelven amor? No encuentro una explicación, aunque
pienso que es la conciencia que uno la tenga laxa y el otro bondadosa. Se
tolera y aguanta con la esperanza de que el otro cambie y le corresponda con
cariño y afecto, aunque el que es malo, tiene malas intenciones, y quiere hacer
daño, nunca cambia.
Cuando
alguien nos traiciona duele en lo más profundo de nuestro ser, creíamos que
nuestro cariño y confianza eran recíprocos, pensábamos que sus acciones eran
honestas y sinceras pero descubrimos todo lo contrario, habíamos depositado
nuestra confianza en alguien que simplemente era falso.
La
primera sensación que tenemos es de incredulidad, de ira, las lágrimas pueden cegarnos
y planeamos la forma de vengarnos para hacer más daño del que nos han hecho.
Nuestra conciencia no nos dejará llevarlo a cabo, no somos iguales, aunque
resulte mucho más difícil ser bueno que malo. Creemos que la vida le devolverá
multiplicado por siete el dolor y el sufrimiento que nos ha causado, eso dice
la ley del karma, aunque lo dudo ¿Llevará esa losa en su conciencia por el
resto de su vida quien disfruta haciéndonos padecer? Nos consolamos pensando
que la bondad algún día se verá recompensada, si no es en esta vida, será en la
otra.
Decía Edmund Burke, «Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los
buenos no hagan nada»
Josefina Mateos Madrigal 4/10/2020