viernes, 24 de marzo de 2023

SI YO TUVIERA MI VIDA

Un proverbio  chino dice: “Fracasar no es caer, fracasar es negarse a levantarse”.

Cuando nos damos cuenta que nuestro tiempo se termina sentimos que no le hemos aprovechado tanto como hubiésemos querido, que se nos ha escurrido entre las manos, que hemos desperdiciado momentos en hacer algo que ahora vemos que carecía de importancia apartando las cosas que realmente eran las que nos hacían felices sin saberlo. Esas pequeñas cosas que son todo en la vida pero sin tiempo para volver atrás. No sé si fue Erma Bombeck quien escribió “SI YO TUVIERA MI VIDA PARA VIVIRLA DE NUEVO”. En ello estoy de acuerdo con esta escritora y humorista que tuvo un historial de dificultades. Si pudiésemos saber el tiempo del que disponemos antes de dejar este plano seguramente viviríamos de otra manera. La vida debería darnos más oportunidades.

Si pudiese volver el tiempo hacia atrás me hubiese metido en la cama cuando me sentía mal, cansada o estaba enferma. He estado enferma muchas veces, por desgracia, y de gravedad unas cuantas, no me iba a la cama porque pensaba que si yo me acostaba todo se paralizaría, algunas veces no quería que nadie me cuidase porque creía que si me metía en la cama dirían que era muy vaga, que lo hacía para no limpiar, que mis hijos y mi marido no comerían y no sabrían hacer nada, otras que no me levantaría al día siguiente y si me dormía no me iba a despertar. Si me acostaba no descansaba y me levantaba para hacer la comida a mi marido y a mis hijos, nunca pensaba en mí.

En el armario tengo frascos de colonia que me regalan por cumpleaños y Reyes, debería de haber gastado todos los perfumes y colonias antes que se consumiesen en el frasco.

No hubiese sufrido por el sofá ni las sillas ni las colchas y edredones cuando mis hijos, el perro o el gato se subían, no los hubiese cubierto con telas para que no se ensuciasen. Ahora que ellos se han marchado de casa y algunos de mis animalitos cruzaron el arcoíris siento su falta, noto la casa fría triste y vacía.

Habría utilizado mis manteles, cubertería y vajilla que reservaba para grandes ocasiones y que nunca ponía.

No hubiese regañado a mis hijos cuando se ensuciaban la ropa, gritaban y alborotaban jugando y corriendo, disfrutaría con ellos.

No reprendería tanto a mi marido cuando le mandaba hacer algo y no le salía como yo quería.

Habría aprovechado más el tiempo junto a mis padres diciéndoles lo que les quería.

Hubiese invitado más a mis amigos a casa a comer para divertirnos riendo y hablando y no pensar cómo estaba mi casa de ordenada y limpia.

Pero sobre todo, quiero darle otra oportunidad a la vida, aprovechar cada minuto. Mirar las cosas y realmente  verlas y vivirlas.

¡Dejar de preocuparme por las cosas pequeñas y triviales para comenzar a preocuparme por las cosas bellas que sí importan!

No te preocupes sobre a quién no le agradas, quién posee más o quién hace qué. En lugar de eso, atesoremos las relaciones que tenemos con aquellos que de verdad nos quieren.

Si has tropezado y has caído, vuelve a recuperar tus fuerzas y levántate. Tu sueño y tus desafíos te esperan. Atesora cada momento que vives. La felicidad es un trayecto, no un destino. Los amigos mantienen el mundo en movimiento.

HAY ALGUIEN QUE TE ESTA CUIDANDO Y OBSERVANDO EN TODO MOMENTO, CREE, es cuestión de fe.....  

Deseo de todo corazón... Que tus problemas sean menos, tus Bendiciones más y que sólo la Felicidad entre por tu puerta.  

Josefina Mateos Madrigal

23 de marzo de 2023

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